Atravesar la vida y llegar a salvo requiere, entre otros, una buena dosis de esperanza. Porque no son pocos los océanos embravecidos que habremos de surcar, los peñascos imposibles que escalaremos y las tormentas amenazantes que atravesaremos. Eso es lo de menos. La clave está en saber que el mar se calma, la montaña tiene valles donde descansar y la tormenta remite. El viento puede soplar en contra y tambalearnos, haciendo más difícil nuestro viaje, pero no hay viento, por fuerte que sea, que dure para siempre. Los círculos, ciclos o épocas (como queramos llamarlos) de la vida, ya sabemos que se repiten una y otra vez, sólo hay que estar atentos a las "herramientas" que se nos brindan en el camino para ayudarnos a llegar al estado de paz y calma que todos ansiamos. Están a nuestro alcance, a veces llegan en forma de amigos, libros, canciones, revelaciones, personas desconocidas e incluso internet. Atentos a las señales...
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