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Si eres un líder tóxico, estás en peligro de extinción. Uno de los elementos que hacen a los trabajadores querer ir al trabajo con entusiasmo, es tener jefes que inspiran. Éstos tienen gran impacto en el nivel de rendimiento de aquellos, y mucho más impacto en el rendimiento negativo. El nuevo trabajador se fuerza a crecer y a desarrollarse cuando tiene expectativas de autonomía y oportunidad, algunos simplemente se incentivan con el "mero reconocimiento" Cuando el nivel de insatisfacción, frustración, incomprensión, presión y desaliento alcanza su máximo grado en el trabajador, comienza una peregrinación, empezando por los más valiosos, cuyo único freno en estos tiempos suele ser la dependencia económica. Los que quedan, a menudo son personas no comprometidas, cuyo nivel de rendimiento es muy inferior al deseable y necesario para la empresa, poniendo en jaque el futuro y la continuidad de la misma.
El antídoto a todo lo anterior SIEMPRE se encuentra en manos del líder o líderes. La capacidad de desarrollar un adecuado liderazgo puede ser innata (escasas veces) o se puede adquirir comprometiéndose en un proceso de mejora y adquisición de habilidades imprescindibles: encender el entusiasmo, la ilusión y motivación trazando un objetivo común en el que se valore adecuadamente la aportación de cada uno de los miembros de la organización, diseñar estrategias, fijar objetivos comunes e individuales alcanzables, posibles, cuantificables y ecológicos, vender el beneficio que aporta la consecución de los mismos, invitar a la participación, renovar y reforzar el optimismo, fomentar el potencial individual y colectivo... son sólo algunas de las habilidades que debe potenciar, desarrollar o adquirir. La buena noticia es que se puede conseguir con una actitud de apertura al cambio.
By Rosa María Arroyo
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