La Neurociencia detrás del liderazgo | Mauricio Bock | TEDxISMAC
La Neurociencia y el líder
Que el concepto empresarial está cambiando es un hecho. La dirección por valores está sustituyendo a la dirección por objetivos y el concepto de Humanismo está impregnando la filosofía empresarial. El concepto de “capital humano” tiende a sustituir al de “recursos humanos”. Y dado que el humanismo es conocimiento de las fortalezas humanas, el hombre como centro, los últimos avances de las ciencias, en concreto de las neurociencias, centradas en el cerebro y su estudio sobre la conducta, constituyen, hoy en día, una herramienta indispensable para conocer y explicar la idiosincrasia del ser humano. Tanto desde el punto de vista cognitivo, conductual como emocional, el conocer cómo funciona nuestro Sistema Nervioso Central y sus respuestas a los estímulos internos y externos es una nueva forma de auto-gestionarse y gestionar a los demás. No se trata de manipulación, sino de conocer y entender que las conductas, en numerosas ocasiones, son consecuencia de determinados estímulos que hacen que nuestra mente funcione de modo automático. Una adecuada formación en este campo puede mejorar ostensiblemente la gestión y la calidad de vida de la persona tanto a nivel laboral como personal. De ahí la importancia de una adecuada formación en Neurosicoeducación, cuyo objetivo es acercar al público de forma entendible las Neurociencias y hacerle comprender cómo un adecuado uso de las mismas puede mejorar la calidad de vida en nosotros y en los demás.
La Neurosicoeducación se basa en el concepto “Unidad Cuerpo Cerebro Mente” (UCCM), entendiendo que cuerpo, cerebro y mente interactúan estrechamente, formando una unidad, y que no puede separarse esta interacción. Este concepto viene a refrendar lo que, de alguna manera, se intuía en determinadas filosofías y disciplinas. La Neurociencia confirma que una determinada actitud mental produce la generación de neurotransmisores de signo positivo o negativo que afectan al cuerpo, y viceversa. Pero hay que considerar también que la UCCM no está aislada sino que está integrada en el ambiente que la rodea. Por ello, la UCCM estará completa al añadir la “A” de medio ambiente. Así pues, la UCCMA es la totalidad de ser en sí mismo y en su interacción con el entorno que le rodea. Si este concepto lo trasladamos al mundo empresarial, podemos hablar de la Organización como una “UCCMA” general y a cada uno de los integrantes de la misma como “UCCMAs” individuales. Es el todo y la unidad, por lo que el conocimiento de las “UCCMAs” nos permite interpretar nuestra realidad interior, lo que sucede en el exterior y las realidades ajenas.
Sin pretender adentrarnos en la fisiología, dada la brevedad de esta exposición, si nos centramos en la conducta explicada a partir de las Neurociencias y su estudio e interpretación de los mecanismos cerebrales hay que resaltar, a mi entender y en primer lugar, las teorías sobre la formación del encéfalo. Se acepta la teoría evolutiva de McLean (aunque con reservas en algunas hipótesis) en cuanto a la existencia de tres cerebros conformados gradual y temporalmente. Así, se habla de un cerebro instintivo o paleocórtex (suele llamarse también “reptiliano”) formado por el tronco del encéfalo, cerebelo e hipotálamo, un cerebro emocional (mesocórtex), formado por el tálamo, amígdala núcleo accumbens, hipocampo, área septal, formaciones olfatorias y cortezas cingulada y orbitofrontal y un cerebro, llamémosle racional, o neocórtex. El más antiguo, el cerebro instintivo es el que vela por la supervivencia, la reproducción, jerarquía, etc. Para ese cerebro sólo existe el presente, el ahora mismo. El emocional, originado por necesidades de movilidad y de supervivencia, también, acude al pasado, a la memoria emocional muy relacionada con el aprendizaje, y en combinación con el anterior y, en cierta medida, con el neocórtex, regula nuestras emociones y nos induce, acudiendo a la experiencia, a actuar de determinada forma. En palabras de Elkhonon Goldberg, “el Lóbulos Prefrontal es el director de orquesta”, el organizador y director de la conducta. Este parte del cerebro, el neocórtex, el último en formarse, hace unos 160.000 años, es el que nos hace ser lo que somos, humanos racionales, y es el encargado de las funciones cognitivas y ejecutivas. Es el que es capaz de ver hacia el futuro, anticipar y planificar. Mientras que los dos anteriores son automáticos, instintivos, el neocórtex, con el adecuado entrenamiento, permite regularlos.
El cerebro coordina un complejo sistema formado por el Sistema Nervioso Central y el Sistema Nervioso Autónomo que actúan de determinada manera según que el estímulo que percibe el cerebro (inputs) sea identificado como amenaza o recompensa. Para actuar, el cerebro dispone de unos organismos capaces de generar conductas y emitir y recibir determinadas sustancias, llamadas neurotransmisores, que actúan, en el cuerpo, como potenciadores o inhibidores de determinadas respuestas. La célula, las “mariposas del alma”, como las denominaba D. Santiago Ramón y Cajal, están compuestas por un cuerpo central y ramificaciones de dos tipos, axones y dendritas, que actúan como un cableado que disemina dichos neurotransmisores por todo el sistema. Su activación está originadas por reacciones electroquímicas. Una amenaza percibida como tal por medio de nuestros sentidos, tras pasar por determinadas partes del cerebro hará que la célula active la emisión de neurotransmisores del tipo noradrenalina o cortisoles, en este caso interpretado por el cerebro como peligro, y que producirán determinados cambios en el organismo alterando el equilibrio del mismo u homeostasis, potenciando, por ejemplo, el ritmo cardíaco y enviando sangre a las extremidades para preparar una respuesta de lucha, inhibición o huida. Esta primera activación, realizada en forma automática, se produce en el breve tiempo de 125 milisegundos y podemos llamarla el “camino corto” (algunos autores la denominan vía inferior). Cuando el neocórtex, y en concreto el LPF, analiza esa amenaza puede bloquear esa conducta, si bien no es inmediato. Ese recorrido hasta los LPF y esa valoración la denominamos camino largo (vía superior en otros autores), y se produce en 375 milisegundos.
Es importante, pues, conocer que en nuestro cerebro existen los denominados circuitos de recompensa y amenaza (constituidos principalmente por núcleo accumbens y amígdala) para saber potenciarlos o neutralizarlos respectivamente en nuestra gestión con las personas. Para entender adecuadamente el mecanismo que los activa, hay que tener en cuenta que nuestro cerebro, a pesar de haberse formado hace cientos de miles de años ha evolucionado anacrónicamente con nuestra civilización. Los circuitos de amenaza y recompensa responden a estímulos que relacionan con la supervivencia, bien acercamiento o bien alejamiento a determinada situación. Los estímulos producidos en épocas pre o paleo históricas eran inmediatos y suponían una respuesta inmediata y no crónica. Hoy en día los estímulos son muy superiores en número e intensidad y dado el ritmo de vida actual determinadas respuestas del organismo ante los mismos, pueden convertirse en crónicas. Para el cerebro, que activa estos mecanismos ya sean los estímulos de amenaza o recompensa reales o imaginados, un estímulo positivo o negativo percibido en la empresa, sea de compañeros, clientes o directivos, puede activar los circuitos correspondientes generando neurotransmisores y respuestas fisiológicas que pueden disminuir o aumentar su rendimiento, motivación y afectar positiva o negativamente a su salud.
Además de estos circuitos de amenaza y recompensa, en los que no entraré en detalle, existen determinados mecanismos, entre ellos algunos como la memoria, que las neurociencias explican y cuyo conocimiento y gestión contribuyen eficazmente a la gestión personal.
Uno de los mayores descubrimientos realizados en el cerebro es su neuroplasticidad. Las neuronas y su conexión (sinapsis) conforman una conducta. Cuando realizamos un aprendizaje, motor, emocional o cognitivo ejecutivo, las neuronas van conformando una red (redes hebbianas) encargada de fijar el mismo y actuar en consecuencia. A más dedicación a dicho aprendizaje y su ejecución, más se fortalecen estas redes, y viceversa. Los nuevos descubrimientos nos dicen que el cerebro tiene plasticidad, es decir que se van conformando nuevas redes a lo largo de nuestra vida, lo que supone que es posible realizar cambios conductuales por medio del aprendizaje, que podemos crear nuevas redes en cualquier momento. La antigua creencia de “loro viejo no aprende”, queda pues obsoleta, abriendo una gran puerta a la modificación y generación de nuevas conductas. Este hecho es de crucial importancia para el mundo empresarial.
¿Qué aporta la Neurociencia al Liderazgo?
Dicho esto, podemos decir que Neuroliderazgo es la aplicación de las disciplinas científicas que estudian el funcionamiento del cerebro a los procesos de liderazgo utilizando los recursos que la ciencia pone a nuestra disposición permitiéndonos conocer, a partir de fundamentos científicos contrastados, cómo tomamos decisiones, qué explica nuestra conducta, como aprendemos individual y colectivamente, como motivarse y cómo motivar, mantener la densidad de atención, etc. aportando una nueva visión y herramientas que ayudarán a optimizar la gestión propia y de las personas que lideradas. El Neuroliderazgo aporta a las personas autogestión, eficacia en la comunicación, fortalecimiento de relaciones, confianza en la organización, cooperación ,creatividad , etc.
Las neurociencias, al estudiar la conducta prácticamente explican todos los aspectos de ésta. Sin embargo, centrándonos en el Neuroliderazgo, los temas que específicamente trata son, entre otros:
· Las reacciones de recompensa y amenaza producidos por aquellos inputs percibidos en el mundo empresarial, su conocimiento y inhibición o potenciación según el caso. Nuestro cerebro se activa en un sentido u otro según percibamos determinadas señales. Va a actuar de forma similar a como reaccionaba en épocas primitivas. Una actitud desfavorable acompañada de una serie de inputs que el cerebro percibe como amenazas actuará como desencadenante de una reacción fisiológica que, amén de producir una alteración emocional negativa, producirá una disminución de las funciones de los LPFs, con la consiguiente pérdida de productividad y atención. Por el contrario, señales positivas generarán neurotransmisores que potenciarán la motivación, la unión grupal y la actividad cognitivo ejecutiva. Un conocimiento de las formas de activar estos circuitos de recompensa será altamente beneficioso para la persona. De igual manera, conociendo el funcionamiento cerebral sabremos cómo evitar que se active ese circuito de amenaza, además de poder entender los motivos de tal reacción.
· Aprendizaje y neuroplasticidad. El concepto mencionado ut supra de neuroplasticidad, es primordial para comprender que todo aprendizaje es susceptible de generar nuevas redes neuronales y nuevas conductas. Para ello, entendiendo como se produce el mismo y que sistemas lo fijan con mayor intensidad en nuestra personalidad, la Neurociencia, y en concreto la Neurosicoeducación, establece unas pautas y proporciona información acerca de qué estilos y sistemas de aprendizaje son más efectivos para la persona.
· Sistema atencional. Una buena gestión empresarial requiere una atención y más específicamente una densidad de atención constante. Para ello, conociendo los mecanismos cerebrales, el esfuerzo realizado por el cerebro podemos establecer pautas de trabajo cuyo resultado sea una mayor densidad de atención.
· Innovación y creatividad. Igualmente, el conocimiento cerebral, nos aporta unas pautas para conseguir una mayor efectividad en estos campos. La Neurobiología nos enseña, entre otras cosas, cómo un mayor nivel de dopamina ayuda a potenciar la creatividad. De igual manera nos indica las fases adecuadas para obtener un mayor rendimiento en estos campos.
· Formación, integración y dirección de equipos. Es la tarea fundamental del líder y el Neuroliderazgo lo trata en detalle atendiendo a pautas de conducta basadas en el funcionamiento cerebral. Tiene en cuenta aquellos conceptos que integran y favorecen la cohesión grupal y cómo generar las actitudes necesarias para ello.
· Comunicación. En estos casos, además de tratarlo específicamente desde el Neuroliderazgo, y es mi experiencia personal, recomiendo utilizar, además la Neurolingüística, disciplina que va ayudar a tanto a la comprensión verbal como a la interpretación del lenguaje no verbal, así como establecer mecanismos que ayudaran a conseguir la empatía con el interlocutor.
· Autogestión del líder y liderados. Por medio del conocimiento de la UCCM trabaja los estados internos realizando aquellos cambios necesarios para obtener una adecuada autogestión y un eficaz autocontrol.
· Motivación.
· Control del estrés, etc.
El Neuroliderazgo, al aplicar estos conocimientos nos ayuda a poder controlar y evitar aquellas situaciones desagradables en las empresas (como el bullying, por ejemplo) creando, en definitiva, un ambiente óptimo en la empresa y aumentando la productividad.
Javier Notario
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